En ocasiones resulta sorprendente el choque existente entre los hábitos actuales de la sociedad y el funcionamiento de nuestro organismo. Por ejemplo, en lo referente a hábitos de sueño, un estudio de la Universidad de California ha determinado que en los últimos 30 años hemos reducido mas de una hora y media, el promedio de horas de sueño y descanso en el mundo occidental. El vertiginoso ritmo de vida, las obligaciones familiares, laborales y sociales y la tecnología están teniendo un impacto muy negativo en nuestro descanso diario.
El ritmo circadiano es un patrón de conducta habitual que permite mantenerse despierto unas 16 horas y dormir unas 8 horas. Además es el responsable del reloj biológico humano, o lo que es lo mismo, regula las funciones fisiológicas del organismo que siguen un ciclo regular que se repite cada 24h, activándose por la mañana con la luz solar, para posteriormente, al atardecer, disminuir la estimulación, iniciando la producción de melatonina y preparando el organismo para la fase de sueño. Funciones como la limpieza y homeostasis del cerebro y del sistema nervioso central, la fijación del aprendizaje y la memoria a largo plazo, la renovación de la energía celular, etc… se realizan durante las diferentes fases del sueño, con más incidencia en la primera mitad de la noche que en la segunda. Es como un supermercado, que cuando cierra comienza las funciones de limpieza, reposición, colocación y orden, ventilación, recogida de desechos, etc.
«Pesado sueño tiene quien no siente que mal duerme» (Séneca)
Los científicos y expertos en sueño recomiendan una media de 7-9 horas de descanso diario en personas adultas. Este descanso, para que realmente sea reparador, debe iniciarse sobre las 22.30 -23.00 de la noche y prolongarse hasta el amanecer, o lo que es lo mismo, debe coincidir con el ciclo día-noche de la naturaleza. Al contrario no funciona, es de sobra conocido las consecuencias negativas que tiene para el organismo un ciclo de sueño alterado bien por cuestiones profesionales: personas que trabajan de noche; bien por insomnio, apnea u otras alteraciones del sueño.
Si además de acostarnos tarde, antes de irnos a dormir sobre-estimulamos a nuestro cerebro con la luz azul-brillante de las pantallas, existen muchas posibilidades de que tu descanso no sea de calidad, iniciando un nuevo día con un importante deficit de energía. A largo plazo, este patrón deficitario de sueño afectará a tu salud, provocándote trastornos crónicos y otras enfermedades relacionadas con la falta de descanso.
Nuestra propuesta: aprovecha el toque de queda para descansar y adaptarte al ciclo circadiano; tu cerebro, tu organismo y los que están a tu alrededor te lo agradecerán. Feliz descanso.
Para saber más te recomiendo que visualices el documental «Dormir a toda costa» del canal arte.tv y disfruta de tu descanso.