IMPULSANDO EL PACTO EDUCATIVO GLOBAL PARA COLABORAR Y TRABAJAR EN RED

¿Qué es el PEG?

Una oportunidad para generar una nueva educación

El Pacto Educativo Global (PEG), lanzado por el Papa Francisco en el 2019 y, posteriormente, en el Encuentro de relanzamiento del mismo en el 2020 al que se unió la Directora General de la UNESCO y otras instituciones sociales y religiosas, es una oportunidad para generar una nueva educación, que dé respuestas a los problemas actuales y configure una educación más humana, fraterna, solidaria y sostenible.

Esta convocatoria de un pacto global por la educación se presenta a los educadores, familias y demás agentes educativos y sociales, como una gran oportunidad para hacer una retroalimentación de lo que estamos haciendo a nivel educativo. Son muchas las voces de expertos que hablan de que la educación actual está desfasada y caduca, que no da respuestas certeras a los alumnos del siglo XXI y, que no está llegando a todos, de forma equitativa y con calidad. También percibimos que nuestra sociedad se deshumaniza y se deteriora, que los grandes relatos construidos tras la IIª Guerra Mundial han perdido su fuerza y su credibilidad. Asistimos a un desequilibrio económico mundial, una peligrosa subsistencia de la raza humana desde un cambio climático, una corrupción de las instituciones y los gobiernos más preocupados por mantenerse en el poder que por dar respuestas reales a los problemas de los ciudadanos.

Hemos pasado de ser conscientes de una “emergencia educativa” a estar a las puertas de una “catástrofe educativa”, con leyes que no dan respuesta al fracaso escolar y que destilan contenidos que no responden a las necesidades educativas y sociales de las generaciones actuales, donde la cultura del esfuerzo y la responsabilidad han dado paso al “todo vale” para que las estadísticas no apunten en la dirección del fracaso educativo.

El Pacto Educativo Global nos sitúa y nos impulsa a trabajar juntos, a colaborar y participar en múltiples redes para construir con otros esta alianza en el ámbito educativo y de transformación social. Se trata, por tanto, de construirlo desde lo local, desde cada escuela, desde los pueblos y ciudades. Para esta reconstrucción se necesita el compromiso de la sociedad entera a favor de esta nueva educación, como señaló en 2020 la directora general de la UNESCO, que expresaba este compromiso de poner en el centro al ser humano, para hacer de la educación el pilar de la refundación de las sociedades.

Además de los que están relacionados directamente con la educación, debemos escuchar y hacer partícipes a los deportistas, representantes y líderes culturales, asociaciones de vecinos, ONG, medios de comunicación, dirigentes de los municipios y ciudades, parroquias, otras religiones, etc.

El pacto abre la educación al mundo de la colaboración. Los profesores y las escuelas suelen actuar de forma aislada y fragmentada. En muchas ocasiones hemos sido espectadores como esa fragmentación e individualismo de los docentes limita y vuelve ineficaz el proyecto educativo de un centro. Asistimos a casos en los que las escuelas actúan independientemente de forma competitiva con otras escuelas e infravalorando el trabajo que hacen, en lugar de apoyarse y trabajar desde la sinergia. Debemos afrontar el desafío de colaborar hacia dentro y hacia fuera de los centros educativos. La educación debe ser una tarea colectiva para enriquecernos y crear lazos. Es, igualmente, necesario abrir las instituciones educativas al contexto y colaborar con las otras escuelas del barrio o la ciudad, realizando proyectos de transformación y de forma coordinada con otros colectivos, que hagan que se configuren “ciudades educadoras”.

Iniciando el camino

Desde la Oficina Internacional de la Educación Católica (OIEC) y las Uniones de Superiores y Superioras Generales (USG – UISG), con el apoyo de la Congregación para la Educación Católica del Vaticano, se ha diseñado una hoja de ruta con cinco acciones, abiertas y flexibles, que dejan hueco a otras muchas iniciativas que se puedan acometer desde distintos ámbitos.

Las primeras acciones del PEG

La primera acción fue la elaboración de un libro que recogiera pistas sobre la urgencia del pacto y qué hacer para posibilitarlo y así alumbrar una nueva y mejor educación. El libro, del que soy coautor, se titula “Luces para el camino. Pacto Educativo Global”. En él se recogen las aportaciones de más de 220 personas de más de 45 países. Han participado niños y jóvenes, personalidades referentes del mundo educativo, superiores y superioras generales de distintas instituciones religiosas dedicadas a la educación y más de 37 expertos mundiales en educación.

Para
bajar el libro completo y la guía lo podéis hacer en la siguiente dirección:

La segunda acción se lanzó a principios del mes de marzo, invitando a todas las escuelas e instituciones educativas del mundo, católicas o no, públicas o privadas, a poner el logo oficial del pacto educativo global junto al logo del propio centro como una forma de visualizar que se adherían al pacto.

A finales de abril se publica la tercera acción de dicha hoja de ruta en 15 idiomas diferentes (por el momento). Se trata de una guía en la que se dan orientaciones claras y concretas a las escuelas católicas del mundo y, a través de ellas, a otras escuelas no católicas, para construir el pacto educativo global desde lo local.

En esta guía se ofrecen cuatro fases:

Fase 1. Construir el pacto en el propio centro. Consiste en tejer la alianza en el propio centro, implicando a todos sus agentes (alumnos, docentes, directivos, personal de administración y servicio, familias). Organizando reuniones, encuentros foros, dialogando y debatiendo las mejoras a realizar y llegando a acuerdos y consensos sólidos.

Fase 2. Construir el pacto con otros centros educativos de la ciudad. Se dan pautas para organizar reuniones con otros centros católicos y no católicos, públicos y concertados. Reuniendo a los agentes implicados de forma conjunta. Buscando juntos criterios y acciones concretas de mejora en pro de la educación de calidad, que llegue a todos, que sea transformadora.

Fase 3. Construir el pacto desde la municipalidad. La educación es cosa de todos y no se puede circunscribir solo al ámbito de las escuelas, debe salir de las aulas e incidir en el contexto. Se propone el modelo de “ciudades educadoras”, que conecta las realidades educativas y sociales de un pueblo o ciudad. Habrá que trabajar con asociaciones de vecinos, artistas, deportistas, parroquias y otras iglesias, empresarios, comerciantes, agentes culturales, sindicatos, partidos políticos y gobernantes de la ciudad.

Fase 4. Construir el pacto a nivel nacional e internacional. En línea con el mensaje del Papa Francisco en septiembre de 2019 se trata de “una alianza entre los habitantes de la Tierra y la ‘casa común’, a la que debemos cuidado y respeto. Una alianza que suscite paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la familia humana y de diálogo entre las religiones”. Es una invitación a participar en redes nacionales e internacionales, para consensuar criterios, programas y proyectos.

A esta tercera acción seguirán otras dos, que darán luz a los claustros y comunidades educativas para enfocar con éxito los temas y desafíos. De esta forma crearemos una red mundial de escuelas y demás instituciones educativas para construir juntos esta alianza local y global, logrando una mejor educación para todos, especialmente para los más desfavorecidos.

Es urgente pasar a la acción y trabajar juntos.

Por Manuel Jesús Ceballos García – BUGUY

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