Si echo la mirada hacia atrás, hacia mi época del instituto, recuerdo a mi profe de lengua que nos decía “Lo cortés no quita lo valiente”. Dentro de esa maraña de construcciones gramaticales que nos explicaba que, por cierto, no se me daba nada mal, esa frase me hacía reflexionar, dando sentido a mi vida de adolescente y marcándome hasta el día de hoy. También me vienen los apuntes amarillentos de mi otra profe de Física, cuyos contenidos nos transmitía textualmente en clase. Esos apuntes deteriorados que me decían “Seguro hay opciones de hacerlo mejor” .
Recuerdo además que para mis hermanos y para mi el único y gran regalo que recibíamos por sacar buenas notas era ese sentimiento de satisfacción personal, reflejado también en la cara de mis padres, por cumplir con nuestra responsabilidad, por superar el reto, que nos embargaba y nos daba fuerzas para seguir con entusiasmo pese a lo tedioso que me resultaba memorizar tanta cosa, mi memoria de pez daba poco abasto, sin poder practicarlo en la realidad. Cuando pienso en que parte de ese conocimiento, con tanto tiempo invertido, cayó en saco roto me viene a la cabeza la frase de Confucio: “Olvidamos lo que escribimos, recordamos lo que vemos, pero aprendemos lo que hacemos”. Todo estudio debe tener una aplicabilidad a corto, mediano o largo plazo, aclarando que muchos aprendizajes sirven como base o fundamento de otros, que son esencialmente prácticos.
Esto y más me ayudó a aprender pero, en concreto, ¿cuáles son esos factores que influyen en el aprendizaje de un alumno?
Los podemos clasificar en tres pilares: las características del Alumno, la calidad del Centro y sus Docentes y, por supuesto, la Familia. No podemos olvidar que el niño y el adolescente aprenden en la escuela y en su entorno familiar, por tanto, se hace indispensable tener presente todo este Sistema. Concretando aún más y, siguiendo la teoría pedagógica desarrollada por el Dr. Isauro Blanco denominada Triángulo del aprendizaje, dentro de las características de cada alumno nos encontramos 3 tipos de factores:
Factores cognitivos, que hacen referencia a las habilidades intelectuales (juicio crítico, creatividad, solución de problemas, etc) y al método de estudio.
Factores Socio-emocionales, donde juega un papel importante el equilibrio emocional y social y la motivación y la disciplina (autodisciplina).
Factores fisio-neurológicos, que engloban la eficacia neurológica, la alimentación adecuada y la captación visual y auditiva.
La integración de estos tres elementos, tienen el mismo peso e importancia en el proceso de anclar el conocimiento en cualquier persona, de modo que lo ideal es que se encuentren bien integradas y coordinadas entre sí. La ausencia de una o la inestabilidad de cualquiera repercutirá en el proceso de aprendizaje del alumno.
El mundo ha cambiado de cuando yo caminaba por los pasillos de mi instituto a la actualidad. Internet ha revolucionado la forma de adquirir conocimiento, de interactuar y desenvolvernos en la vida. A esto se añade que los estímulos que nos producen bienestar están ahora muy dispersos y ya no los controlamos. Por tanto, teniendo en cuenta las características únicas del alumno, se hace necesario atenderlo de forma integral para que su aprendizaje sea eficaz, convirtiéndose la labor del Educador en una tarea compleja y retadora y, a la vez, fascinante ya que marca a niños y adolescentes para toda su vida.
MªJosé Chacón Aguilar
@MjoseChaconAg