De un tiempo a esta parte, cuando hacemos referencia al cansancio como enemigo del autoconcepto, observo en las participantes de nuestros talleres cómo las caras se entristecen, los ojos caen y la mirada permanece perdida evocando, quizás, la última explosión de ira o aquél conflicto que sabes que podías haber resuelto de otro modo si el cansancio y el agotamiento físico y mental no hubieran estado presentes.
Este hecho incide de forma especial en la mujer, que en muchas ocasiones, además de cumplir con su jornada laboral, cuando llega a casa le espera una segunda jornada en el hogar. La acumulación de tareas es extenuante y agotadora, llegando incluso a convertirse en una especie de autocastigo, a través del cual algunas personas expían un sentimiento de culpa que las atrapa en un circulo vicioso.
El cansancio psicológico no es tan evidente como el físico pero tiene peores consecuencias, desemboca en explosiones emocionales con su consecuente secuela de culpa.
…del libro «Padres Comprometidos» de Isauro Blanco…
Llegado este punto, la única estratégia posible consiste en parar, descansar y reponer fuerzas. Es un derecho y una obligación para madres, padres y educadores, el cuidarnos y dedicar tiempo a nosotros mismos y a nuestras parejas. Tiempo de disfrute, descanso y diversión. Cuando esto ocurre, la convivencia se llena de bienestar emocional y alegría, nuestras visiones son mas objetivas y estamos en la mejor posición para educar.
El cansancio, la ira o la culpa se convierten malos consejeros, provocando malas intervenciones educativas que dañan el autoconcepto de nuestros hijos. Es mucho mejor parar y encontrar el momento adecuado en el que nos encontremos mas centrados y equilibrados emocionalmente y poder así restablecer una convivencia armónica y feliz.
Fuente: Libro Padres Comprometidos de Isauro Blanco (Ed. Morsan Internacional S.A. 2014)