¿Cómo tomas tus decisiones?

Constantemente estamos tomando decisiones, y en mucha de estas ocasiones, tendemos a valorar la situación a través de la razón, balanceando los pros y contras con esmero y empleando mucho tiempo en ello. Con menos frecuencia, nos valemos de otra herramienta mucho más poderosa y eficaz para guiar nuestras vidas y que opera desde nuestro inconsciente. Ésta es la intuición, que si no fuera por ella, lo pensaríamos todo y terminaríamos haciendo poco.

Sin embargo, a diferencia de la racionalidad, a la que se le otorga un rigor científico, hay una tendencia a clasificar la intuición como algo místico, oculto, que roza incluso la brujería. Esta suposición se aleja de la realidad ya que, utilizando palabras del psicoterapeuta  Claude Steiner, «el pensamiento no racional ha sido una parte fundamental de la investigación científica. Los presentimientos y los vuelcos del pensamiento «irracional» son los impulsores de la investigación científica y, muchos científicos que han tenido éxito en sus investigaciones así lo creen. La racionalidad no es más «científica» que la intuición. Simplemente, es más precisa que la intuición para manejar la información mensurable de que se dispone”. El neurocientífico alemán Gerd Gigerenzer ha constatado que suelen ser más acertadas las decisiones intuitivas que aquellas muy razonadas.

Desarrollar la intuición es un entrenamiento. Sí es verdad que hay personas que nacen ya intuitivas y otras que la han adquirido por ejercer su profesión, como pueden ser los docentes. Aprender a reconocer este «pronto» es una cosa de práctica, porque ocurre sólo por unas milésimas de segundos antes de que la máquina mental empiece a funcionar y comience todo el proceso lógico al que estamos acostumbrados.

Tenemos la capacidad de hacer apreciaciones intuitivas, rápidas y espontáneas de los estados de la mente de otras personas (podemos saber si alguien es feliz, está triste, si desconfía, etc.); dicho de otra forma, si desarrollamos la intuición, podemos tener la capacidad de «leer el pensamiento» de los demás y esto es muy importante para entablar relaciones, para sintonizar con otras personas. Si hacemos caso omiso de nuestra intuición, nos volvemos ignorantes e  inconscientes.

En nuestro labor en el Proyecto KŌAN, apelamos constantemente la intuición como una herramienta muy potente para aportar claridad a las situaciones. Desde mi propia experiencia, la intuición es la que me permite ver más allá de la apariencia y del prejuicio, permitiéndome tener una visión más limpia de la realidad y, lo que es más importante para mí, me hace mejor persona. Es curioso todo el abanico de posibilidades que estoy descubriendo, que a mi racionalidad le cuesta entender, aunque tampoco pasa nada por dejarla al margen esta vez.

Mª José Chacón Aguilar

@MjoseChaconAg

 

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