A modo de apunte matutino, hoy me ha despertado una interesante noticia relacionada con la bondad, la compasión y el afecto hacia uno mismo y hacia los demás y los beneficios que la práctica de ello tiene para nuestro cerebro. Richard Davidson, Doctor en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva tocó con la meditación durante su formación en Harvard y decidió indagar está práctica desde su cuna: La India. Este hecho cambio el enfoque de su profesión y de su vida. Hoy, desde la neurociencia y a través de sus investigaciones queda demostrado que la base de un cerebro sano es la bondad y además, se puede entrenar.
Este investigador ha lanzado el programa Healthy minds (mentes sanas) que incluso está avalado por el Dalái Lama. El programa tiene cuatro pilares: la atención; el cuidado y la conexión con los otros (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa de depresión). Esta investigación también pone de manifiesto que una de las bases de una mente sana es tener un propósito en la vida.
Paralelamente, desde la Escuela de Coaching Mevisur-Fesac de la que formamos parte de su Claustro, las enseñanzas de Isauro Blanco (Director Pedagógico de la Escuela) ponen de relevancia la importancia de enfatizar los puntos de encuentro entre equipos de trabajo, entre personas que comparten su vida día a día, en el SER, en contra de poner el énfasis en las desavenencias, en el conflicto o en el reproche, o lo que es lo mismo en el HACER. Tener como objetivo la obtención del sí del otro, conseguir su compromiso, su involucración y su autonomía es algo que sólo se puede lograr si miramos a la persona y a sus capacidades para aprender y mejorar, en definitiva, si generamos organizaciones bondadosas, capaces de entender las motivaciones intrínsecas de las personas que la forman.
En la medida en que profundizas este enfoque descubres que no existe otro método para gestionar los equipos, si no es mirando su potencial y trabajando para alcanzarlo. La queja oculta y la resistencia pasiva, ni es oculta, ni es pasiva. Genera fuerzas encontradas que luchan contra la voluntad del otro, impidiendo que surjan las sinergías y el crecimiento exponencial.
Lo mágico de este planteamiento reside en poner en práctica estos sabios conocimientos y darte cuenta que lo que no se ha conseguido con grandes esfuerzos externos a la persona (motivación extrínseca) se puede consiguir de forma inmediata si aprendes a generar motivación intrínseca entre los miembros de tu equipo.
Ánimo, esta transformación empieza por uno mismo.
By Elvira Pérez Rueda
@Elvibus11