Los Sistemas y las Personas ¿Quién dirige a quién?

Después de algunas semanas sin poder comunicar, el equipo de Proyecto Kōan, agradece a todos los profesores con los que hemos colaborado su apertura y entrega en la formación recibida. Han sido grupos variopintos, cada uno con sus características, algunos muy abnegados, otros muy resistentes, otros muy individualistas… y todos han estado formados por personas altamente comprometidas con la docencia y todo lo que ello conlleva.

Desde el punto de vista del enfoque sistémico de Bert Hellinger y desde el pensamiento autotélico de Mihaly Csikszentmihalyi, cada grupo tiene unas características únicas que lo definen igual que el carácter define a la persona. No hay dos iguales y cada cual tiene unas normas de funcionamiento diferentes. Por ello, en ocasiones para que cambie la energía del grupo hay que cambiar algún elemento del mismo, incluso a las personas.

Bert Helliguer, desde el estudio de los sistemas familiares establece tres características que rigen el funcionamiento de los sistemas, a los que llama «Ordenes del Amor». Estos ordenes permiten sacar a la luz dinámicas que generalmente permanecen ocultas a nuestra razón, rigen lo que se ha denominado » el inconsciente colectivo» de los sistemas.

A modo, de apunte, sólo os diré el nombre de estos «ordenes», en artículos posteriores ampliaré información sobre cada uno de ellos.

  • Primer Orden: PERTENENCIA
  • Segundo Orden: JERARQUIA
  • Tercer Orden: EQUILIBRIO ENTRE EL DAR Y EL TOMAR
  • Cuarto Orden: LA BUENA Y LA MALA CONCIENCIA.

(Nota: Algunos autores consideran que el Primer Orden está constituido por la Pertenencia y la Jerarquía).

En las organizaciones esto se ve de forma14596457-par-de-viejas-botas-desgastadas-en-tarimas-de-madera-2 muy clara, el mero hecho de pertenecer hace que formes parte de este inconsciente, y por tanto participes y contribuyas al cambio y a la perpetuación de las dinámicas internas del sistema, a las cuales, en numerosas ocasiones por no decir todas, nos vemos arrastrados.

Podemos observar de forma clara como las relaciones que se establecen entre compañeros de trabajo cambian de forma radical cuando se incorpora alguien al sistema o bien cuando alguien sale del mismo. En las familias, las incorporaciones se realizan mediante el nacimiento y las salidas mediante la muerte. Generalmente cualquiera de los dos eventos van a provocar que el sistema se reordene, apareciendo alianzas donde antes no las había y rupturas donde antes existía armonía.

Debajo de todas estas dinámicas existe un trasfondo que permite respetar y comprender al otro, aunque su comportamiento sea abusador o incluso agresor. Cuando elegimos actuar de una determinada forma lo hacemos para sobrevivir y para proteger aquello que más queremos.

Esto que aparentemente se percibe de forma clara y entendible es posible que sean las situaciones más dolorosas que la vida nos puede poner por delante.

A nivel individual, cada uno debe dirigir su propio sistema, sin embargo las creencias aprendidas, el día a día, la falta de conciencia nos hace que la vida nos lleve. Sólo hay alguien responsable de esto, tu mismo. Sólo poniendo luz, podrás decidir hacia donde dirigir tus pasos, lo demás es dejarse llevar por los vaivenes de la vida.

Elvira Pérez Rueda

@elvibus11

Dejar un comentario

Ir arriba